lunes, 19 de mayo de 2008

“Debe quedar claro que la droga, como fenómeno de adicción, es un problema antropológico y no zoológico ; “cuando se habla de animales de experimentación que se hicieron adictos a la cocaína, se está hablando de animales inducidos por el hombre a determinada conducta para estudiar un comportamiento, pero esos animales, en situación normal, esto es, haciendo su vida habitual, no serían adictos. Para la adicción se necesitan cuestiones de interés humano”, que tienen que ver con lo profundo, con el inconsciente, con las pulsiones, es decir, con una cantidad de cosas que son las que estamos tratando de dilucidar. Entonces, pretender hablar de la droga como objeto adictivo en sí mismo es una falacia, un absurdo.”

En http://www.frbb.utn.edu.ar/utec/4/n03.html


martes, 8 de abril de 2008

yonkis fashion


Lo único que la moda va a tratar de evitar siempre es que tengas aspecto de yonki, aunque todas las modelos lo parezcan, y no es ningún secreto que la mayoría lo son. Cierto look indigente es tolerable, pero es inadmisible el de yonkarra subvurbial. Límpios y sanos nos echamos al frío escenario de la ciudad, al aséptico teatrillo de la sociedad del bienestar, donde pretendemos ser protagonistas pero sólo conseguimos actuar como público. Todos con nuestros disfraces y trapitos en auge; las chapas con dibujos de teleserie, los pañuelos palestinos del pull&bear, los pantalones de pitillo, las camisas almidonadas marcadas con logotipo al pecho, calzoncillos visibles de 40 eurazos, los cortes de pelo de 15, las camisetas de los ramones del zara, los collares con tachuelas del centro comercial; comprando donde los demás, aspirando sin embargo a serdiferentes. Jodidos por el sueldo o la asignación familiar, pero gastando una pasta en nuestro flamante estilo cyber, dark, gótico, emo, alternativo, lolita, pijo, popi, fetish, punk, rocker, opin-up, hip-hop… siempre a la última para no desentonar en los locales donde se cuece lo innovador, accediendo en masa a las salas que reflejan nuestra melomanía, nuestra flamante personalidad perfilada en Internet, permanentemente actualizada.

Parece que antes dejarse ver en ciertos lugares formaba parte de un acto cultural, hoy que la cultura no es más que un instrumento del omnimercado, los lugares que frecuentamos sólo son una pasarela de tendencias. Cuando estamos todos allí, en nuestros cubiles que aparentemente nos definen y tras nuestra inversión por alejarnos del temido aspecto yonki, lo que ocurre es que nos drogamos como cerdos, con lo que sea, alcohol, porros, pastillas, coca…
En nuestras insustanciales vidas es lo más cerca que podremos estar de emular a nuestros ídolos musicales y toda la tropelía fanatizante del star system.
Una cosa es segura, y es que nadie nos podrá reprochar nunca que no sepamos valorar y adorar adecuadamente a nuestros dioses.


viernes, 28 de marzo de 2008

Puedes creerme; no he superado la catequesis, la cola de becas, el tedioso papeleo necesario para cada nueva acción, el caballo cortado con estricnina, la acartonada programación televisiva, los largos e incómodos viajes en bus para visitar a mis amargados padres, la agresividad del exceso publicitario, la resaca en un frío calabozo, los propietarios de mis numerosos pisos de alquiler, la coca cortada con gasoil, el despertador, los jefes obtusos y feroces, el gélido desprecio de los centros comerciales, las cenas a base de doble whopper, los interminables trayectos en metro con la espalda rota, la ketamina en polvo de fabricación casera, la pornografía misógina, el abordaje futbolístico, la hipocresía laboral, la manipulación de los telediarios, los subproductos, el coma etílico por alcohol edulcorado, las entrevistas de trabajo, la cocina con microondas, toda la rabia, el odio, las mentiras y la insatisfacción; puedes estar seguro, no he llegado hasta aquí para seguir como si nada. No, es imposible, ni quiero ni puedo ser tibio y apacible.

miércoles, 26 de marzo de 2008

Definiendo

Ya sabes cual es la peor de todas las drogas. Tú lo sabes.
Tú sabes que el amor puede con todo, es insuperable, está por encima de cualquier otra emoción y puedes encontrártelo en los lugares más insospechados, porque el amor es inhumano, es el combustible que hace funcionar el mecanismo, es el amor el que da cuerda a la gran máquina asesina.
El amor es sadismo puro y masoquismo salvaje, es la tortura más brutal por callada y el más refinado de los suplicios.
Porque el amor es el ritual antiguo que proporciona permanentemente nuevas ofrendas al altar de la sangre. El amor sólo es la excusa para deleitarnos con el sacrificio.

lunes, 24 de marzo de 2008

tripis

Juanjo me dijo que se vendría a Madrid a pasar el fin de semana, tenía el sábado por la mañana una entrevista de trabajo, estaban buscando gente para disfrazarla de un personaje Disney y decía que no era vocacional, pero que a pesar de todo podía valer para ser el ratón Mickey. El viernes por la tarde me llamó desde un área de descanso. Había conocido a una chica en la estación de autobús, decía que era simpática y no tenía donde quedarse, estaba muy claro lo que me estaba pidiendo, así que le dije que podía invitarla a venir, me contestó riendo, colocado, ya lo había hecho.
La chica, Sonia, era una soldado de infantería pequeña y recia, más bonita que guapa, que había perdido el tren que tenía que llevarla de vuelta al cuartel en Zaragoza. No le quedaba dinero, invirtió lo que tenía en trescientos tripis y lo único que podía permitirse para volver era el viaje en autobús con trasbordo en Madrid, el problema es que llegaba por la noche y no había salidas a Zaragoza hasta la mañana.
Pequeña princesa alucinada, mi casa es tu casa.
Celebramos que había encontrado un techo comiendo medio tripi cada uno.
Invité a unos amigos para recibir a Juanjo. Estuvimos un buen rato esperándolos, hicimos tiempo bebiendo rones cola y picamos dos gramos que había traído Juanjo, decidimos meternos unos tiros antes de que nos subiese el lsd, así que nosotros ya estábamos de fiesta cuando los demás aparecieron. Juanjo además de los dos gramos trajo una pieza de costo enorme que se quedó sobre la mesa y a la que estuvimos dando pellizcos toda la noche. Raúl y Clara aportaban una botella de ron, Esteban vino y Carlos cava.
Teníamos todo lo que podíamos necesitar, ya podían sonar las trompetas del apocalipsis, que de una vez por todas se caiga el mundo en pedazos, nosotros estábamos a salvo en nuestra burbuja psicotrópica. El fuego y el azufre te resbalan cuando estás colocado.
Sonia se integró bastante bien, nos contó anécdotas de la semana de fiesta que había pasado en la costa. Hablamos hasta que poco a poco fuimos perdiendo el control y Juanjo, absolutamente narcotizado, se disfrazó de emperador romano con una sábana y largó un discurso absurdo por el balcón. Cayó al suelo después, cuando Esteban lo persiguió por el salón para violarlo con la botella de cava. Clara hacía fotos, reía tanto que apenas podía sostener la cámara. No tardó en llegar la policía, algún vecino debió avisarlos. Escondimos las drogas y nos pusimos todos un poco nerviosos, incluido Juanjo que gritaba a las paredes indignado. Esteban y Carlos se lo llevaron a mi habitación y cerraron la puerta, pero se seguían oyendo las amenazas y las risas. Cuando la pareja uniformada llegó arriba y les abrí, fui el perfecto vecino arrepentido, les pedí disculpas porque les hubiesen molestado por tan poca cosa, me escudé en una supuesta fiesta de cumpleaños que, con su visita, acababa de terminar. Aguanté el tipo y los polis, dos tíos bastante jóvenes, recitaron su pequeña bronca sobre el respeto a los que quieren descansar. El concierto cívico que nunca descansa. Antes de irse me advirtieron que si tenían que volver me multarían. Estos son los vigilantes, me miraban con rabia y envidia, querrían estar en mi lugar. Ellos lo saben, las ciudades son colmenas sosegadas, los asesinos son educados, no hacen ruido, viven a salvo en barrios residenciales, eliminan la vida limpiamente a distancia, a miles de kilómetros de aquí. Los protectores de la ley están exentos de todo mal, recorren las calles y se aburren, han anulado sus vidas, se toman muy en serio disolver disturbios etílicos, están deseando que en la radio suene una señal de alarma inofensiva para acudir veloces a destruir lo extraordinario.
Eran pasadas las tres cuando volvimos a quedarnos solos Juanjo, Sonia y yo, nos apetecía quedarnos en casa, estábamos demasiado drogados todos para compartir el espacio con desconocidos. Nos lo tomamos con calma, nos tiramos en los sofás a disfrutar de nuestro cóctel químico. Juanjo estaba mucho más tranquilo ahora, había insultado hasta quedarse vacío, ahora hablaba poco y a veces ponía el vaso frente a sus ojos para extasiarse con la evolución de las burbujas del cava.
Nos contamos historias de fiestas pasadas, nuestras medallas, nuestras salvajadas. Esas historias que sólo puedes contar a otros drogadictos, esas fueron las historias que nos contamos. Fuimos decayendo despacio. Saqué dos colchones que guardaba para las visitas y los puse juntos en el salón. Si quieres ver una escena cómica, asómate a mirar como tres torpes colocados intentan hacer una cama. Los dejé que terminasen de extender las sábanas, me fui a mi habitación y cerré la puerta. Cuando me tumbé me concentré en disfrutar del viaje de colores y espirales giratorias. Mi habitación daba con el salón y pronto comenzaron los ruidos de sexo al otro lado. Las envestidas de Juanjo y los gemidos de ella se oían perfectamente. Me puse de rodillas en la cama, frenético, escuchándolos follar con atención. Fue una oleada, de repente estaba cachondísimo. Abrí la puerta, estaban a oscuras, con la luz que proyectaba mi habitación vi a Juanjo sobre ella. No podéis seguir de fiesta sin mí, dije. La risa de ambos fue su consentimiento. Me desnudé y le ofrecí a Sonia mi erección, que se metió en la boca sobreexcitada mientras Juanjo seguía golpeando rítmicamente. La acaricié y me quejé de la lástima que me daba pensar en aquel bonito cuerpo enterrado en un uniforme caqui. Juanjo no tardó en correrse y se quedó tumbado a nuestro lado mientras yo le daba el relevo. No todos los días una soldado se lo monta con Mickey Mouse y uno de sus amigos, dije colocándome entre sus piernas.

jueves, 20 de marzo de 2008

Heroin - The velvet underground

The velvet underground "Heroin" - 1967

No sé bien adónde voy
Pero voy a tratar de llegar al reino, si puedo
Porque hace que me sienta un hombre
Cuando me meto un pico en la vena
Y os digo que las cosas ya no son igual
Cuando tengo la subida
Y me siento un hijo de Jesús
Y supongo que no sé
Y supongo que no sé
He tomado una gran decisión
Voy a tratar de anular mi vida
Porque cuando la sangre empieza a fluir
Cuando sube hasta el cuello de la jeringuilla
Cuando estoy cercando a la muerte
Nadie puede ayudarme, ni vosotros, tíos
Ni todas las dulces chicas con su dulce conversación
Os podéis ir todos a paseo
Y supongo que no sé
Y supongo que no sé
Desearía haber nacido hace mil años
Haber navegado por los oscuros mares
En un gran clíper
Ir de un país a otro
Con gorra y traje de marinero
Lejos de la gran ciudad
Donde un hombre no puede librarse
De todos los males de esta ciudad
Ni de él mismo, ni de los que le rodean
Oh, y supongo que no sé
Oh, y supongo que no sé
La heroína es mi muerte
La heroína es mi esposa y es mi vida
Porque una dosis en mi vena
Va hasta el centro de mi cabeza
Y enonces me siento mejor que muerto
Porque cuando el caballo empieza a fluir
Ya no me importan en absoluto
Todos los payasos de esta ciudad
Y todos los políticos haciendo un ruido infernal
Y todos cargándose a los demás
Y todos los cadáveres amontonados en pilas
Porque cuando el caballo comienza a fluir
Ya no me importa nada
Cuando la heroína está en mi sangre
Y esa sangre está en mi cabeza
Entonces doy gracias a Dios por sentirme tan bien como muerto
Doy gracias a Dios de que ya nada me importe
Y supongo que no sé
Oh, y supongo que no sé.

H

“Lo único que tenía que hacer era salir de una de aquellas asquerosas tiendas, entrar en conversación con los primeros drogadictos que me encontrara y las cosas volverían a ser como antes. Pero, sin saber por qué no conseguía hacerlo. Porque no sabía realmente lo que quería. Pese a que me había dicho a mí misma, contemplando la forma de actuar de mi familia: --Pronto serás como ellos, te gustará ir de compras a los grandes almacenes. Antes de llegar a eso es preferible que te metas en un retrete y te des la inyección final--. Creo que si en esos momentos me hubiera encontrado con algún drogadicto, o drogadicta, que me hubiese dirigido la palabra, me hubiera marchado con él”.

“Hijos de la droga” Christiane F.

miércoles, 19 de marzo de 2008

himno


A ritmo de san Fermín, yyyyyyy:

Uno de Coca
Dos de Farlopa
Tres de Costo
Cuatro de Speed,
Cinco pastillas
Seis Amarillas
Siete Aspirinas y a Dormir
A Colombia hemos de Ir
Con Un talego, con un talego
A Colombia hemos de Ir
Con un talego en la nariz.

juicio

“Puesto que a mis preguntas sobre la felicidad, se me declara en respuesta, por medio de mi conciencia, que no puedo ser feliz sino en esa armonía con el gran todo que no concibo ni nunca seré capaz de concebir, es evidente…
… Puesto que en fin, en este orden de cosas, asumo a la vez el papel del demandante y el demandado, del acusado y el juez, y puesto que juzgo totalmente estúpida esta comedia por parte de la naturaleza, y hasta estimo humillante por mi parte aceptar interpretarla…
En mi calidad indiscutible de demandante y demandado, de juez y acusado, condeno a esa naturaleza que, con tan impudente descaro, me ha hecho nacer para sufrir: la condeno a ser aniquilada conmigo.”


Diario de un escritor
Dostoievski

Qué sí, que el trabajo dignifica

Tenía un contrato de supervisor de mantenimiento mecánico en una empresa de timos legales, podrían haber definido el empleo de cualquier otra forma, la realidad es que era un recadero a sueldo de un ladronzuelo ávaro, lo único honrado que hace el viejo es pagar sus impuestos; pero como en todos los aspectos de su vida es un tramposo, ha creado otra empresa para hacer trasvase de capitales y rebajar su contribución estatal. No exagero, el tipo es un mezquino miserable que trata como si fueran ratas a todos sus empleados, genera tanta desdicha a su alrededor como ganancias en su cuenta corriente, ha descubierto que amargar la vida a sus empleados es rentable y se dedica a ello con una voluntad inquebrantable.
Una tarde me dijo emocionado que la felicidad era mirar el último número del extracto del banco...
Al menos el sueldo no estaba del todo mal, durante aquellos meses me llegó para pagar la habitación en un piso compartido, fumar costo a diario y pillar rulas los fines de semana.
Solía ir en la furgoneta con Gastón para recoger o llevar los paquetes. Gastón el chileno, por entonces llevaba sólo dos años en España, tuvo en su país una empresa de reparaciones informáticas que quebró arrastrada por una de las habituales crisis económicas que sufrían allí, eso me dijo. Sin embargo en la empresa no era menospreciado por ser inmigrante, estaba exactamente igual de puteado que cualquiera de nosotros, justo hasta el límite de lo soportable. Andando por allí recordaba la historia del defecto en el termostato de la rana. Lanzada sobre agua hirviendo salta para escapar, si la temperatura sube gradualmente muere cocida. En la oficina éramos todos ranas, aguantábamos el tipo con el agua siempre a punto de ebullición.
De camino a cumplir con alguna tarea estúpida encendíamos los porros que llevaba en el paquete de tabaco, oíamos la radio y él se divertía apuntando con el dedo como arma a las transeúntes. Ojo cerrado, seguimiento y disparo. Sus fantasías de eliminación sistemática ni me hacían gracia ni me disgustaban, sólo tenía la vaga sensación de estar inmiscuyéndome en algo personal, fumando reclinado en el asiento miraba hacia otro lado, lo dejaba jugar a matar como si estuviese resolviendo asuntos íntimos que no me concernían.
Por mi parte nunca he tenido nada que recriminarle, siempre me pareció un tío bastante competente. A pesar de que era él quien conducía siempre accedía cuando le pedía que buscásemos en la radio las rutas con más tráfico. A ambos nos resultaba estimulante sabotear a nuestro empleador, aún de una forma tan leve; pero sobre todo, sabíamos que en un atasco podíamos escuchar música mientras fumábamos tranquilamente.

martes, 18 de marzo de 2008

sueño

…Sueño con extensas playas barbitúricas de altos cielos opiáceos. Sueño con largas avenidas de asfalto quebrado por exuberantes plantas de marihuana. Sueño con terrazas rebosantes de campanillas psicodélicas y hongos con psilobicina. Sueño con calles decoradas con macetas de peyote, amanita y estramonio. Sueño con jardines biotecnológicos, con brillantes cultivos de frutas anfetaminadas y decorados con esculturas talladas en rocas de cocaina. Sueño con azoteas repletas de receptores de ondas de mescalina…





Formamos parte de una juventud desfragmentada, no aspiramos a completar nada. Nuestra individualidad es disoluble en agua de colonia. Nos drogamos para socializar, para competir, para celebrar y para olvidarnos del tedio. El espíritu de los sesenta se acabó, no queda nada de ingenuidad ni de irreverencia, no tenemos qué aportar al mundo, nada que no sea el trabajo como hormiga obrera, por el que damos gracias mientras nos distraemos con fuegos artificiales tecnológicos. Ningún cambio es posible, sólo podemos dejar que esta realidad de escaparate nos socave, que nos anule despacio, que nos erosione hasta que aceptemos como propia alguna pseudo moral diseñada en el despacho de un publicista.

lunes, 17 de marzo de 2008

no soy un yonki, soy un ninja


Me muevo sigiloso en la oscuridad. Soy prácticamente invisible.
No ataco, el asesino psicótico de mi interior ha cambiado el arte de la guerra por una dosis extra de heroína. Quiero acabar con el mundo, con toda vida humana, anhelo las armas de destrucción masiva con las que unos pocos chantajean a las multitudes, pero no las tendré jamás. Me resigno. Odio la especie a la que pertenezco. El amor es una patraña explotada por hollywood y el vaticano para conseguir pasta, sólo venden un sueño para hacer soportable nuestras miserables vidas. El verdadero amor da miedo y este es un mundo de cobardes con nómina. La única vida que destruiré será la que más necesito, la mía. Lo haré como parábola callada, como silencioso alegato.

Mi desencanto es infinito. Mi golpe será certero.

escucha


Estuvo el festival en Madrid en que las setas, el éxtasis y los porros nos provocaron una fuerte paranoia con delirios persecutorios que no recuerdo cual de los dos comenzó, primero nos escondíamos detrás de las tiendas o los baños y terminamos escapando del recinto saltando la valla, yo me corté la mano, grupos de secreta disfrazados con trenzas rasta nos vigilaban, yo escondía una pieza de costo del tamaño de un puño, era lo más grande que habíamos pillado en mucho tiempo, la secreta lo sospechaba, iban a por nosotros, recorrimos 400 kms en autostop, cada uno por su lado, no me resulto fácil, la mayoría rechazaba llevarme, estaba sucio y hambriento, los camioneros eran los únicos tan aburridos que aceptaban a un despojo sólo por tener compañía, cuando nos encontramos ya de vuelta no quisimos hablar de lo sucedido, no lo hicimos nunca.
Un fin de año sólo conseguimos unas rulas, era lamentable, llevábamos dos semanas sin meternos nada fuerte, sólo porros. Ricardo se comió la suya. Nosotros rayamos las nuestras y las esnifamos, se nos irritó la nariz y la garganta, pero tuvimos lo que queríamos, un subidón perfecto e instantáneo.
Podíamos arrancar las papeleras de toda una calle antes de oir la sirena acercarse en la distancia, corríamos y nos reíamos, otras veces no venían, entonces no era tan divertido. Nunca fuimos violentos sin embargo. Los demás nos daban tanto miedo como el que debíamos darle nosotros a ellos… nuestros pelos, nuestros trapos, nuestra mirada huidiza… pertenecíamos a mundos distintos, nunca intenté comprender a los otros. Existen casos en que es una cuestión de espíritu, se tiene o no se tiene, nadie puede explicar por qué y es imposible que los unos entiendan la forma de vida de los otros.
Nosotros habíamos elegido las drogas. Ellos no.
Las venerábamos. Para soportar un mundo de dioses humillados y tristes, prefiero la metadona de 60 mg, fácil de conseguir a través de cualquier yonki en rehabilitación, puedes confiar en que te la venderá por conseguir un buen pico.
Para resistir el tedio de los días iguales nada como fumar base, es como volver al útero materno, te pone el reloj a cero.
Para combatir la idea de la esclavitud laboral elijo lexatín y cerveza con absenta.
Para tolerar las conversaciones banales y los reflejos sociales formados por ídolos bobos y vulgares vestidos con ropa de firma, lo mejor es el THC.
Para la frustración, dame coca. Para los recuerdos de la infancia, dame
preludin. Para sobrellevar la conciencia, dame dos valium. Para resistir la ira reprimida, dame thorazine. Para superar la falta de motivaciones, dame benzedrina.