lunes, 17 de marzo de 2008

escucha


Estuvo el festival en Madrid en que las setas, el éxtasis y los porros nos provocaron una fuerte paranoia con delirios persecutorios que no recuerdo cual de los dos comenzó, primero nos escondíamos detrás de las tiendas o los baños y terminamos escapando del recinto saltando la valla, yo me corté la mano, grupos de secreta disfrazados con trenzas rasta nos vigilaban, yo escondía una pieza de costo del tamaño de un puño, era lo más grande que habíamos pillado en mucho tiempo, la secreta lo sospechaba, iban a por nosotros, recorrimos 400 kms en autostop, cada uno por su lado, no me resulto fácil, la mayoría rechazaba llevarme, estaba sucio y hambriento, los camioneros eran los únicos tan aburridos que aceptaban a un despojo sólo por tener compañía, cuando nos encontramos ya de vuelta no quisimos hablar de lo sucedido, no lo hicimos nunca.
Un fin de año sólo conseguimos unas rulas, era lamentable, llevábamos dos semanas sin meternos nada fuerte, sólo porros. Ricardo se comió la suya. Nosotros rayamos las nuestras y las esnifamos, se nos irritó la nariz y la garganta, pero tuvimos lo que queríamos, un subidón perfecto e instantáneo.
Podíamos arrancar las papeleras de toda una calle antes de oir la sirena acercarse en la distancia, corríamos y nos reíamos, otras veces no venían, entonces no era tan divertido. Nunca fuimos violentos sin embargo. Los demás nos daban tanto miedo como el que debíamos darle nosotros a ellos… nuestros pelos, nuestros trapos, nuestra mirada huidiza… pertenecíamos a mundos distintos, nunca intenté comprender a los otros. Existen casos en que es una cuestión de espíritu, se tiene o no se tiene, nadie puede explicar por qué y es imposible que los unos entiendan la forma de vida de los otros.
Nosotros habíamos elegido las drogas. Ellos no.
Las venerábamos. Para soportar un mundo de dioses humillados y tristes, prefiero la metadona de 60 mg, fácil de conseguir a través de cualquier yonki en rehabilitación, puedes confiar en que te la venderá por conseguir un buen pico.
Para resistir el tedio de los días iguales nada como fumar base, es como volver al útero materno, te pone el reloj a cero.
Para combatir la idea de la esclavitud laboral elijo lexatín y cerveza con absenta.
Para tolerar las conversaciones banales y los reflejos sociales formados por ídolos bobos y vulgares vestidos con ropa de firma, lo mejor es el THC.
Para la frustración, dame coca. Para los recuerdos de la infancia, dame
preludin. Para sobrellevar la conciencia, dame dos valium. Para resistir la ira reprimida, dame thorazine. Para superar la falta de motivaciones, dame benzedrina.

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